Hoy he empezado yo en el instituto y le he visto. No tenía cara de malo sino de bueno y desee que se sentara a mi lado y así fue él se sentó a mi lado.
Noté un cosquilleo dentro de mi y esbocé una gran sonrisa. Me puse colorada y no sabía qué decirle. De repente, se convirtió en mi príncipe. Su sonrisa era cálida y tenía el pelo corto y rubio, sus ojos eran azules como el cielo de ese día, se le veía fuerte y era musculoso, era alto a lo mejor un metro sesenta y nueve. Én el recreo empezó a hablarme era gracioso y muy simpático. Nos sentamos en un banco y empezamos a hablar de cómo eramos y lo que nos gustaba y de repente lo que creció entre nosotros fue amor.
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